…en 9 tesis y unos versos…
La Ibagué de Pérez Salamanca[1]
es…
- …la expresión de una obsesión por una ciudad.
- …la memoria viva de una mirada nostálgica.
- …la construcción de una prosa folclórica autóctona que se niega a dialogar con revisiones de estilo.
- … la intención primordial para tejer historias sobre una Ibagué múltiple.
- …el intento valiente y reiterado de escribir una ciudad.
- …el fracasó de mirarse y no encontrar otra forma de narrar el tejido urbano.
- …un compendió autoconsciente que acumula títulos para dejarle a alguien una Ibagué escrita.
- …la búsqueda de una identidad en una escritura tan memoriosa que resiente cualquier reinvención.
- …la cristalización de una toma de posición romántica que pone su ímpetu en la elaboración de constantes expresiones afectadas[2].
Y ahora los versos sobre un corredor:
“Carrera tercera, / por donde sube la primavera y bajan los inviernos, / jardín
móvil de pétalos humanos”[3].
Estaciones inexistentes en estas latitudes son imagen para unos versos ciegos
de paraísos, que ven flores donde hay palmas raquíticas; los versos aman su
propia derrota, son cándidos al ver un mundo pastoril en medio de un ascensor
caluroso a ninguna parte. Y el poema
se extiende y se extiende… entonces lanza esta estampa sobre un hecho
particular: “río de adoquines que el alcalde Jorge Tulio Rodríguez / en las
auroras del segundo milenio estampó sobre su suelo / para que las divas regaran
de fragancias la ciudad”[4].
Arriada entre adoquines, auroras, divas y el cacofónico nombre de un alcalde,
la carrera tercera de este poema (quizá el único en su especie, al ser una oda
específica a este espacio) confirma el retrato de pastores, mientras un
encabezado de periódico anuncia: “A 10 años de cumplirse las obras depeatonalización de la carrera Tercera, el municipio no cuenta con presupuestopara su recuperación”.
¿Y dónde regarán fragancias las divas, si los pétalos que suben primaveras no
alcanzan a tocar el suelo en su caída, cuando son congelados por inviernos
presupuestales que bajan queditos, por la tercera, desde la alcaldía?
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Camilo Pérez Salamanca es un escritor inevitable,
fatal, malo a su modo, bueno a su modo, es símbolo de una triste prosa
folclórica, pero también de una valentía ardua y memoriosa que fabrica historias.
Contraposición manierista y amalgama barroca, su obra inconscientemente
comprende el mestizaje pegajoso del original Metaima e hispánico Valle de las
Lanzas. Con extrañeza romántica, sonrío y digo Pérez Salamanca es Ibagué.
[1] Camilo Pérez Salamanca (1949- )
es un periodista y escritor tolimense, nacido en China Alta, vereda del
municipio de Ibagué. Ha escrito más de una docena de libros (entre crónicas,
cuentos, poesías, ensayos), en los que
Ibagué está como una obsesión constante. Su escritura es una memoria viva y tiene la
afectación del que parece leerse solo y se niega repensarse. Con todo, su obra
es un valioso punto de referencia como escritura de ciudad y memoria de
espacios.
[2] Los
juicios sintéticos que componen este punto tienen como sustrato teórico los
conceptos de toma de posición y puesta en forma de Bourdieau. Para entender el
concepto de “toma de posición” es necesario abordar una noción del concepto de
campo: “El campo es una red relaciones objetivas (de dominación, de
subordinación, de complementariedad o antagonismo, etc.) entre posiciones”
(Bourdieu: 342). Los elementos composicionales del campo son las posiciones y
las relaciones objetivas entre éstas. Justamente, esta clase de relaciones son
las encargadas de definir las posiciones, ya que una posición se define por la
clase de relaciones que tiene con el resto de posiciones del campo. Aquí entra
el reparto de poder en el campo cuya dinámica legitima ciertas posiciones sobre
otras. Hay entonces en el campo una lucha entre las distintas posiciones
mediante relaciones objetivas para lograr una preponderancia en la dinámica del
campo mismo.
Con
respecto al campo literario, “A las diferentes posiciones (que en un universo tan poco
institucionalizado como el campo literario o artístico sólo se dejan aprehender
a través de las propiedades de sus ocupantes) corresponden tomas de posición
homólogas, obras literarias o artísticas evidentemente” (Bourdieu: 342-343).
Según esto, en la dinámica del campo literario la lucha de las posiciones está
dada por las propiedades mismas que se pueden aprehender en la obra artística
concreta. Con todo, se intuye que si bien la toma de posición no es la obra
misma en su materialidad, se puede rastrear, construir y analizar a partir a
partir de las propiedades concretas de la obra.
En
este orden de ideas “las tomas de posición (obras, manifiestos o
manifestaciones políticas, etc.) que se pueden y deben tratar como un “sistema”
de oposiciones para las necesidades del análisis, no son el resultado de una
forma de acuerdo objetivo, sino el producto y el envite de un conflicto
permanente.” (Bourdieu: 345). En la obra hay una toma de posición que ocupa una
posición dentro del campo y de acuerdo a la propuesta y propiedades de la obra
misma se entra en el juego de poder dentro del campo. Por supuesto, este
sistema de relaciones puede generar conservación o transformación de acuerdo a
las posiciones ocupadas y en lucha en un momento específico.
Todos
los que penetran en el campo se ven sometidos a su mecánica de lucha entre las
posiciones. En el espacio de las tomas de posición se puede en un momento
determinado dar una trasformación radical. Esta estará dada por la
preponderancia de una posición subversiva, la cual se impone al campo del poder
de una posición legitimada. Por supuesto, esto tendrá como consecuencias, entre
otras cosas, la apertura de una nueva gama de posibles dentro de las posiciones
tomadas o por tomar.
El
espacio de los posibles está entre las relaciones de las posiciones y las tomas
de posición. Se presenta como la potencialidad de tomar una posición y la
posición tomada, “el espacio de las tomas de posición realmente efectuadas tal
y como se presenta cuando es percibido a través de las categorías constitutivas
de un habitus determinado” (Bourdieu: 348). Resulta muy importante este aspecto
en relación con lo comentando sobre la trasformación del campo, ya que es
necesario que de alguna forma en estado potencial exista la un vacío
estructural que pueda ser llenado por una posición subversiva.
Ahora
bien, cuando se habla de una toma de posición efectuada o llevada a cabo se está
hablando de llevar la toma de posición a un plano concreto material, es decir,
hacer la obra artística en su materialidad. Esto se llamará de ahora en
adelante “puesta en forma”, y es justamente lo que continuación explicaremos a
partir del planteamiento de Bourdieu.
La
toma posición a pesar de que ya está en un plano simbólico concreto aún no
tiene una expresión concreta definida. Ésta está dada por la “puesta en forma”,
que en el campo literario tiene su concreción a través de los espacios, los
acontecimientos, el sistema de personajes, entre otras cosas.
[3] Piel de la ciudad (2011)
es un libro de poemas de Camilo Pérez Salamanca que resulta interesante para
este trabajo, ya que los diferentes poemas tienen objetos diferentes espacios
de la ciudad. Aquí se tomó el poema sobre la carrera tercera (25-27). Cf. Dos versos sobre la tercera, en el que se aborda otro poema sobre la tercera, pero en los versos
de José Hilario Yepes
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