Un paseante apurado pasa por aquí, quizá,
sin mirar atrás. Otros han quedado atrapados, como en un bucle, en la repetición
de las calles, en la experiencia de unas calles que no cesan.
Con sencillez y fuerza, esta imagen
hecha de versos me deja encantado. Allí el encanto es ese momento en el que la
palabra ascensor toca la calle en la
cabeza de quien escucha el poema. Hay quien puede ver en ese contacto
conversaciones a pedazos que suben y saludos efusivos que bajan, gritos
indignados que suben y dineros públicos que bajan, olores rancios que con el
calor suben y pequeñas lozas que desmoronadas bajan, un tránsito de cuerpos que
sube y baja a ninguna parte. El ascensor, metáfora encontrada por un costeño
que ha hecho de Ibagué su casa.
Ver Ibagué en un mapa ampliado
[1] Ibagué, una ciudad en medio del sueño es una compilación de poemas
del escritor José Hilario Yepes. Cada poema es un espacio de la ciudad en un
temperamento estético (Cf. La Ibagué de
Pérez Salamanca, en este trabajo); los poemas impactan como estampas, todo
son breves y construyen una imagen del espacio modelado. Recordemos que la
función poética está orientada hacia el MENSAJE. “Esta función, al promocionar
la patentización de los signos, profundiza la dicotomía fundamental de signos y
objetos” (Jackobson, 358). Esto, hasta cierto punto, le da a los signos el
carácter de autoreferencialidad, ya que los signos no son las cosas y en
algunos casos dejan de ser simplemente referentes de las cosas. Así que se
busca estudiar la capacidad del “mensaje por el mensaje” (Jackobson, 358), es
decir, la capacidad del signo en su propio universo referencial. Visto desde
esta perspectiva, el conjunto las imágenes que construye Yepes es en sí mismo
una cartografía poética; en el caso específico de la carrera tercera, la
metáfora del ascensor emerge en su autorreferencialidad, para construir símbolo
en su relación con el espacio concreto de la ciudad.
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